martes, 6 de mayo de 2008

Estaba esperando

Estaba esperando, en un lugar de paso, en un punto de la geografía de esta urbe, la cual me toca padecer. La noticia no me vino por sorpresa, pues gracias a los medios de radiodifusión de este país ya sabía, con antelación, la magnifica buena nueva que se había producido. La situación: yo parado observando las medidas de seguridad, oportunamente situadas en ese punto geográfico, sin quitar ojo a los distintos vehículos que con algarabía se acercaban, para pasar por mi lugar de espera. Las bocinas con su constante clamar, los alaridos enfervorecidos de los señores y los distintos iconos mostraban la alegría de la situación ocurrida. Mi persona, hace ya tiempo, descubrió que la lid deportiva que estaban festejando no me proporcionaba beneficio de ningún tipo, por lo que mi actitud cambio a la de dejar a cada cual con sus aficiones.

La observación es, para mi humilde persona, casi un arte, no me importa esperar, pues disfruto muchísimo captando lo que ocurre a mí alrededor, e intentando conocer o imaginar como es cada situación.

Una vez hecho el inciso y haciendo un pequeño recordatorio, yo apostado en aquel lugar, deleitándome en la observación de las distintas personas que pasaban, de las diversas situaciones que se daban en cada uno de sus vehículos y con mi forma de entender esa buena nueva, solo pude resumir todo aquello con una sola frase, produciendo una gran carcajada en un viandante que pasaba por allí, y mi frase fue: ' Tanto gilipollas y tan pocas balas’.

Pero no acaba aquí la cosa, mi leve ira homicida, se acrecentó de una forma inverosímil en el instante que me comunican que el equipo de la ciudad en la que vivo, ese mismo día había perdido la categoría, frase que es digna de analizar. En mi humilde opinión, no puedo respetar a las personas que se alegran mas por el triunfo de unos, que están a muchísimos kilómetros de aquí, que no les dan nada, cuando deberían estar tristes por la situación del equipo de su ciudad, porque el si que puede darte algo.

Se me lee algún murcianista de los auténticos, de los de toda la vida, de los que íbamos a la vieja Condomina, los que veíamos el partido de fútbol comiendo pipas y saboreando una regaliz -regalicia en el argot típico -, solo quiero deciros una cosa: si Juanjo volviera a mandar un balón a la banda para la subida de Pérez García. El que entiendo esto, es un verdadero murcianista, el cual el domingo 4 de Mayo, se acostó triste, muy triste.

En definitiva, en esta ciudad que me toca sufrir, vale mas lo que haya fuera que lo que tenemos aquí, llámese fútbol, periodistas, empresas o el perro que me ladró. ‘Nos estamos cargando el planeta con el calo'l '; Bono en Muchachada Nuí.

Besucos para todos.

1 comentario:

Thedarksunrise dijo...

Como dicen los borrachos... lo que sea con tal de festejar. A mí también me produjo cierta úlcera lo ocurrido. Supongo que una vez más, la cultura de lo mediático se impone al sentido común. En fin, tantas cosas sin sentido producen desazón... cuántas hemorroides y tan poco hemoal. Muy buena la entrada :) Besisss